DIARIO DE AVENTURA PACTO DE CENIZAS
Isabelle Ermegar Soy la hermana menor de Varos Ermegar, actual señor del castillo de Ermegar, y tía de Laurana, que fue raptada hace unos cinco años. De los dos hermanos siempre fui la difícil, siempre presta a meterte en líos y a relacionarte con gente poco re­comendable. Fiestas en la taberna del castillo, una temporada de flirteo con el crimen de manos de un gremio de ladrones, amoríos con plebeyos totalmente desaconsejables, y un largo etcétera, son algunos de los desastres que tus padres tuvieron que tapar. Sin embargo, todo cambió a la muerte de estos. Tras su fallecimiento hace unos años, me he encargado de ayu­dar fielmente a mi hermano a mantener unido y poderoso el feudo que nos legaron. Tras el casamiento de Varos con la princesa Laurantia de Florisel y el nacimiento de su hija Laura­na, comence a buscar un matrimonio también para mi. Tras meses de búsqueda, me prometi y me case con un adinerado noble de Marvalar emparentado lejanamente con la familia real de Marvalar, los Vangelos. Por desgracia, mi marido murió unos años después de darte un hijo varón, Leo Vangelos Ermegar. Tras la muerte de mi marido, volvi al castillo de Ermegar y poco después de que su hija Laurana alcanzase la mayoría de edad, Laurantia anunció que no podía tener más hijos. Después, Laurana fue raptada, lo que dejó a mi hijo Leo en posición de heredar el castillo. Por desgracia, murió de fiebres un año después del rapto de mi sobrina, lo que hizo que la incertidumbre por la falta de heredero volviera a planear de nuevo sobre tu casa. Ahora debo ayudar una vez más a mi hermano y a la familia, aun a costa de mis propios sueños, y pese a la honda amargura de sentir que alguna maldición parece abatirse sobre mi, pues todos los que me son queridos parecen condenados a morir sin remedio. ¿Quién soy en realidad? Soy una sectaria, miembro de un culto apocalíptico dedicado a la adoración de Silas, el astro sangriento, cuyo nombre es la Orden de las Cenizas. Entre en la orden cuando Lauran­tia anunció que no podía tener más hijos. La razón es que siempre quise el trono del castillo de Ermegar, y al saber que mi hermano no tendría herederos varones legítimos que pudieran ocupar su puesto a su muerte, me viste más cerca de cumplir mi sueño, ya que yo sí tenía un heredero varón. Para lograrlo, sin embargo, necesitaba eliminar a mi hermano… Para quitarlo de en medio, le hice una propuesta a la secta: Entraría a formar parte de sus filas, ellos matarían a mi hermano y posteriormente yo les ayudaría con mi poder po­lítico y militar. La secta aceptó y me indicaron que el asesinato se produciría en la próxima conjunción de Silas, momento en que el castillo sería atacado por una horda de monstruos. Ese día me reuni en el vado del Draco con Gormuz, un cacique bárbaro de Ungoloz, un mago que también tenía tratos con la secta y varios sectarios más, y les conduje en medio de la batalla hasta una entrada secreta del castillo que días antes me había mostrado uno de los guardias. Todo parecía ir según lo previsto, pero cuando llegamos has­ta la sala del trono, donde mi familia y sus asesores estaban reunidos estudiando la batalla que se desarrollaba a su alre­dedor, la secta me traicionó. Sus hombres no solo no mataron a Varos, sino que raptaron a mi sobrina, alguien por quien realmente sentía aprecio por la relación cariñosa que tenía con su primo, mi hijo Leo. Una vez fuera del castillo me encare con Gormuz, exigiéndole una explicación y la libertad de Laurana. La respuesta del bár­baro fue dejarme inconsciente y abandonada en medio del cam­po que rodeaba la fortaleza. Cuando volvi al castillo, estaba desolada, pero a la vez contenta, pues mi hijo seguía siendo el heredero y aún podía eliminar a Varos de alguna otra manera. Sin embargo, el castillo de naipes en el que había invertido todas mis ilusiones se desmoronó cuando mi hijo murió de fiebres poco después del rapto de Laurana. Han pasado los años y he tenido tiempo de sobra para recapa­citar. Mis actos han ocasionado un daño terrible a tu familia y aunque no tengo el valor suficiente para confesar mis crímenes y enfrentarme a la soga, sigo pensando que quizás haya una ma­nera de enderezar todo esto. Solo necesito una oportunidad... Día 1 Se me estaba dando bastante bien desplumando a los parroquianos de la taberna de Tantoo cuando un ayudante de camara de mi hermano me avisa que mi hermano quiere verme con urgencia, asi que fui directa a la sala del trono de mi hermano, alli estaba rodeado de su guardia armados hasta los dientes, a su lado esta Laurantia, su mujer, sentada en su propio trono con un vestido vaporoso verde y con un buen reperterio de joyas en todos los lugares en los cuales se pueden llevar. Varos esta muy serio, pero se relaja cuando Laurantia le acerca su mano, de pronto Varos alza la voz: -Hermana te he convocado para contante que el mago de la corte ha descubierto algo, cuéntaselo, dice -Pues en el día de ayer unos campesinos nos trajeron esto (muestra un brazalete) este brazalete parecia estar maldito, ya que uno de los campesinos casi pierde la mano, no paraba de encoger de tamaño, si no llegamos a actuar la desgracia hubiera sido inevitable, pero mientras estaba estudiandolo la realidad me fue mostrada. Este brazalete es magico, me teletransporto a otro lugar, alli estaban un grupo de hombres vestidos con tunicas negras, habia un mago con una tunica negra con una planeta dibujado, creo q habia otro ser que se llamaba Gormuz y tenian raptada a LAURANA, la hija de los señores, y hablaban de conseguir un poder y de que Laurana les seria util al ser hija de nobles Humanos y Elficos. (Explica tambien que la ensoñacion le muestra el camino donde pueden estar escondidos por las rocas del draco) -¿Lo habeis oido? ¡Laurana sigue viva! Sin embargo, ahora no dispongo de hombres suficientes en el castillo. Hace unos días, una partida de gue­rra de Ungoloz fue vista cerca de nuestra frontera este, a varias millas de distancia, y tuve que enviar a dos de nuestras tres compañías de soldados para que se asegurasen de que no éramos invadidos. La otra compañía aún sigue acampada cerca del Bosque de las Arañas, pues no cesa de vomitar monstruosidades desde hace un par de semanas, y no tengo hom­bres de la guardia suficientes como para defender el castillo y enviarlos a buscar a Laurana a la vez. ¡Maldita sea mi suerte! -No te preocupes hermano, me tienes a mi, yo ire a buscarla, le dije. Varos me da un mapa y le pido que me aprovisione con equipo, asi me da 8 antorchas, 50 flechas, raciones, de comida, algo de agua y unos grilletes. (uso oraculo, exito) Pregunto mas informacion sobre Gormuz. Me dice que las tunicas de la vision son las mismas de las personas que raptaron a Laurana, ¡esta claro que son los sectarios que me traicionaron! NARRACION: —Creo que esto es todo. Por favor, partid cuanto antes y tened cuidado en el Camino de la Mantícora. Desde hace un par de semanas no hay nadie vigilándolo y puede que os encontréis con problemas e indeseables. Me gus­taría ir con vosotros y ayudaros a rescatar a Laurana — dice, y veis como aprieta el puño que le queda hasta que los nudillos se vuelven blancos—, pero debo preparar el castillo para la siguiente venida de Silas, dentro de un mes. Además, no podemos obviar el hecho de que todo esto de la visión y el brazalete puede ser una estratagema para hacerme salir del castillo y matarme, cosa que destruiría esta casa al no disponer de un heredero… La voz del conde se quiebra y, en ese momento, Laurantia, que había permanecido quieta y en silencio durante toda la reunión, se levanta del trono con un gesto delicado y baja la escalinata hasta encontrarse con vosotros cara a cara. —Veo sobre vuestros hombros un enorme peso —dice mientras os mira a los ojos uno por uno con una sonrisa dulce en el rostro—. El peso del pasado, del presente y del futuro. Si estuviésemos en la casa de mis ances­tros, os colmaría de armas maravillosas y armaduras impenetrables para que volvieseis sanos y salvos de tamaña empresa… Por desgracia, estoy muy lejos de ella. Aun así, los elfos nunca abandonamos a los viajeros de corazón fuerte y quiero ayudaros en lo que pueda. En mi nombre y en el de mi casa, deseo que tengáis esto. Laurantia me da su anillo. NARRACION: —Esta es la prueba de mi amor por esta casa, por Varos y por Laura­na. Ahora lo es de la esperanza que traéis a mi corazón. Ha sido forja­do por herreros elfos y os protegerá allí donde vayáis de la muerte y de la oscuridad. —Laurantia sonríe con tristeza—. Me gustaría daros uno a cada uno, pero solo tengo este. El de mi esposo se perdió la noche del rapto, cuando le cortaron la mano. Sin embargo, prometo que, si volvéis con mi hija, yo misma os llevaré a ver a mi pariente, Kymelin, el señor de los elfos, y él os entregará algo más que un anillo mágico en prenda por vuestros servicios. —El rostro de la elfa se apaga de repente, inundado de tristeza—. Traedme a mi pequeña, por favor. Dicho lo cual Laurantia volverá a su trono y el conde les apre­miará a lanzarse a la aventura, finalizando así este capítulo. El anillo de Laurantia: Este anillo, forjado en una exótica aleación élfica, funciona como un anillo de protección +1 que además puede lanzar el conjuro Luz una vez al día, cuan­do se pronuncia el nombre de la diosa luna: Aneirin. Como resulta que la cuñada me ha dado un anillo que ilumina, decido dejar las antorchas. Justo cuando ya me marchase, se me cruza uno de los aldeanos que encontraron el brazalete: —Pá me ha pedido que os diga el nombre de quien le vendió el braza­lete. Es un campesino acomodado y famoso que se llama Baxter. Pá ha pensado que quizás os interese hablar con él, pues ahora que está más tranquilo ha recordado que el hombre estaba nervioso cuando se lo vendió y además aceptó la primera oferta.

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